En esta tierra común en la que convivimos muchos huéspedes, la mayoría nacidos aquí, pero otros muchos, no sé bien las estadísticas, nacidos en otras partes del mundo, necesitamos reflexionar sobre este mismo hecho. La común-unidad = comunidad; la con- vivencia= convivencia (con vivir y vida llena de vivencias en común) es la que es, y somos el dorado, aunque no lo seamos tanto, para los que nos visitan en busca de un futuro mejor. Lo que sí es cierto es que, si vienen, vienen por necesidad básica, más que por ansias ambiciosas.

En este marco en el que esa llegada de gentes es llegada también de culturas es en el que se mueven los torneos de deporte y convivencia de mi querido amigo Ángel.

La religión, por el soporte que tiene el hecho religioso de ideas y pensamientos vitales, fue el motivo de encuentro intercultural a favor de la paz: valor universal e indispensable para la realización de otros valores profundos y verdaderamente importantes para la vida. Tanto ateos, agnósticos como creyentes en Dios, Alá, Buda, Mahoma…, es decir, cualquier persona, estaba invitada a proclamar públicamente y por medio del deporte que se puede vivir en armonía. Hombres y mujeres, jovenes y adultos. Fue una fiesta del ser humano.

El segundo torneo se enfocó en otro de los problemas personales y globales del mundo: el terrorismo, fruto de la no paz interior personal con uno mismo y con el prójimo: el terrorismo, la falta de libertad, de paz, tanto interior, psicológica como física. Reflejo de nuestros miedos, inseguridades, problemas de identidad, integación, felicidad al fin y al cabo. Otro éxito de participación.

No es fácil reunir un domingo por la mañana temprano a 40 personas para defender valores tan escasos y poco celebrables y noticiables en el mundo de hoy. Nosotros lo hacemos con esperanza y utopía, pero creyendo en que es posible cambiar el mundo, cambiándonos a nosotros mismos, nosotros los primeros. Cada uno en su trabajo, en su ambiente intenta que sea así, nos consideramos aspirantes a buenas personas, tenemos una ilusión grande.

Gracias a Málaga Hoy, a José Luis Malo, a Piqui Sánchez, a Rebeca Tobelem y a Marta Jiménez por la cobertura de estos dos torneos. Espero que la colaboración se siga manteniendo y aumentando. Necesitamos más difusión no por nosotros, sino por las ideas y el boca a boca. Pero muy agradecidos porque no es fácil en cómo está el “negocio” que haya espacio para ¡una buena noticia!, y de este calado.

Y gracias a Ángel, modelo y espíritu ejemplar de los que caminamos (o lo intentamos) en la misma dirección. Gracias por querer dar sus dones, su sabiduría libresca y, sobre todo, vital; gracias por esforzarse en pos de la educación de los niños a los que enseña y de los niños de su familia y que conoce; gracias por tener ese cariño hacia toda persona que se cruza con él, siendo muy sensible con los más necesitados; gracias por estar poniendo su bonito y valioso grano de arena a personas y personas que en sus corazones y en sus mentes piensan y sienten de otra manera más positiva sobre la vida tras su encuentro.

Ya le dan las gracias en el País Vasco por la conferencia preciosa, que debe ser más pronunciada, que dio allí; le dan las gracias en la universidad de Madrid alumnos y profesores que le admiran; le dan las gracias los cientos de chavales que pasan por sus clases en su colegio, en el que he comprobado cómo le quieren y le miran como un padre; le dan las gracias los jóvenes a los que ha arbitrado con la máxima justicia y cariño, le dan gracias seguro muchas personas que saben de él.

Un abrazo fuerte amigo y ¡sigamos en el camino!
Fernando Diego Frías López